Evaluación del semen extraído del macho para elaborar dosis seminales

En la práctica, la capacidad fecundante de un reproductor, se mide por el porcentaje de gestaciones respecto al número de cubriciones o inseminaciones realizadas.

Este método, aún cuando es el más exacto tiene el inconveniente de que sus resultados se conocen tardíamente, lo cual puede ocasionar fallas graves en el caso de que el verraco presente problemas de fecundidad. De allí la necesidad de detectar lo más pronto posible aquellos machos con baja calidad espermática (Rillo, 1982). La valoración de la calidad espermática se considera de vital importancia, ya que permite decidir sobre el uso del eyaculado a los efectos de la inseminación artificial; si bien la evaluación depende en gran parte de la subjetividad del evaluador, tiene alto valor de predicción, por cuanto se ha demostrado que existe una estrecha relación entre evaluación y fertilidad.

De las múltiples pruebas que se realizan, actualmente no hay ninguna que por sí sola tenga valor absoluto, a excepción de los casos extremos de esterilidad; por ello, sólo de la adecuada interpretación de las diversas pruebas pueden obtenerse conclusiones válidas que garanticen la posibilidad de éxito de la fecundación.

Si en la monta natural la calidad del semen es importante, en la inseminación artificial su importancia es mucho mayor. La razón es evidente, ya que en la monta natural sólo se afectaría una hembra, mientras que por inseminación artificial podrían ser afectadas 20 o 30 hembras. Este riesgo destaca la necesidad de realizar las pruebas de valoración espermática (Martín, 1982)

Igual que en otras especies, en el verraco la evaluación espermática se realiza en cuatro fases: macroscópica, microscópica, bioquímica y bacteriológica.

Evaluación microscópica

Volumen: el volumen del eyaculado de un verraco depende de ciertos factores, como edad, raza, frecuencia de uso y condiciones ambientales. McKenzie (1938), sostiene que el volumen normal de un verraco adulto varía de 125 a 500 ml con un promedio de 200 ml. Sin embargo, en ocasiones se puede obtener eyaculados de 700 a 800 ml, posiblemente se deba a un gran desarrollo de las vesículas seminales o a procesos inflamatorios de las glándulas anexas.

Fuentes (1988) en Venezuela, encontró un mayor volumen durante los meses de más altas temperaturas, corroborando lo observado por Cameron (1985) en Australia, con promedio de 231,35 ml.

Como componente extra del eyaculado, la fracción sólida (tapioca) presenta un volumen promedio de 32,45 ml.

Color: el color de eyaculado es resultado de la combinación de sus diferentes fracciones. La fracción preespermática tiene un color muy transparente, la segunda fracción es de color blanquecino lechoso, la tercera es blanquecina transparente y la fracción gelatinosa es blanca grisácea. El eyaculado total generalmente tiene un color blanquecino con variaciones hacia el gris.

En ocasiones se producen contaminaciones del semen con sangre, orina, secreciones prepuciales, pus, sucio, otros, las cuales determinan variaciones del color y que pueden alterar la calidad del eyaculado y confundir la evaluación.

Olor: el olor del semen de verraco es sui-generi; en caso de contaminación con orina, presentará modificaciones características, mayor volumen, escasa concentración y un pH alto.

Densidad: viene dada por la concentración espermática del eyaculado. Altas concentraciones resultan en densidades más altas y viceversa. Para medirla se utiliza un densímetro que se colocará dentro de un cilindro graduado que contiene semen. Los eyaculados muy densos dan lecturas superiores a 1.020 y los pocos densos son inferiores a 1.010.

pH: es indicador de la concentración de iones de hidrógeno. La evaluación de la acidez o alcalinidad del eyaculado es de gran importancia y debe realizarse inmediatamente después de la extracción, ya que pueden presentarse variaciones amplias en poco tiempo. El pH de las secreciones de las glándulas seminales del verraco es de reacción ácida, debido, principalmente, a la concentración de ácido cítrico, aunque también segregan fructuosa e inositol. La secreción de la próstata tiene un pH ligeramente alcalino. Las glándulas bulbouretrales o de Cowper aportan la fracción gelatinosa parecida a la tapioca.

Roberts (1971), señala que el pH en el verraco varía de 7 a 7,8 con media de 7,4 (ligeramente alcalino). La medición del pH se realiza con un peachímetro o con cinta de azul de bromotimol, siendo más preciso el primero. Generalmente, cuando existe una afección inflamatoria de las glándulas accesorias hay una elevación del pH. El semen con un pH alcalino resulta con escasa posibilidad fecundante.

Evaluación microscópica

Motilidad: la observación de la motilidad espermática debe efectuarse inmediatamente después de la recolección, por cuanto puede ser afectada por factores exógenos como excesivo calor, luz, frío, agentes químicos o extraños. El primer eyaculado después de un largo período de inactividad sexual tiene baja motilidad y elevado número de espermatozoides muertos (Roberts, 1971).

La técnica a seguir para evaluar la motilidad, se fundamenta en determinar el tipo de movimiento del espermatozoide en el eyaculado.

La clasificación de cero a cinco comprende desde los espermatozoides inmóviles (0) hasta aquellos con movimientos progresivos muy rápidos (5).

0 = Espermatozoides inmóviles.

1 = Espermatozoides con movimientos lentos sin desplazamientos.

2 = Espermatozoides con movimientos más vigorosos y casi ninguna o poca progresión.

3 = Espermatozoides con movimientos y desplazamientos lentos.

4 = Espermatozoides con progresiones rápidas.

5 = Espermatozoides con movimientos progresivos muy rápidos (forma de tirabuzón).

En el verraco se evalúa la motilidad espermática individual. Para ello, se utiliza un portaobjeto sobre el cual se deja caer una gota de semen y se le coloca un cubreobjeto, observándose al microscopio con el objetivo 10x.

En Venezuela, Fuentes (1988) observó variaciones de la motilidad en las diferentes épocas del año, siendo las mejores entre noviembre y enero disminuyendo para los meses de febrero, marzo y abril. El rango observado fue de 2,82 a 4,44, con promedio de 3,63.

Vitalidad: es otro patrón de medida que puede emplearse para estimar la fertilidad del semen. Se evalúa de cero a 100 en base al porcentaje de espermatozoides con movimiento tipo, según la evaluación de la motilidad individual. Otra forma de determinar la vitalidad es mediante el uso de coloraciones vitales (azul de bromofenol, eosina-negrosina). Desde el punto de vista práctico, los resultados obtenidos en el Laboratorio de Reproducción del Instituto de Investigaciones Zootécnicas con estos colorantes no han sido satisfactorios, presentando mayor confiabilidad la combinación de eosinanegrosina.

Los trabajos de investigación realizados en Venezuela determinaron que existe una correlación alta entre la motilidad y vitalidad (r:0,85) altamente significativa. Estos dos factores repercuten sobre la eficiencia reproductiva conjuntamente con lo demás factores. El rango observado fue de 63,28 a 89,89, con un promedio de 76,57% (Fuentes, 1988).

La vitalidad presenta variaciones durante el año, indicando que es afectada por la época, presentando los mayores valores en el trimestre noviembre-enero y los menores en el trimestre febrero-abril cuando se registran las mayores temperaturas ambientales.

Atipias: las formas anormales pueden apreciarse a través de la lectura de frotis con semen fresco (coloreado o no), utilizando un microscopio normal con objetivo 40x. El porcentaje de atipias de las células espermáticas puede ser variable. Según Pánciroli y Lucerni (1986), el porcentaje óptimo para la inseminación artificial debe ser menor de 10 porciento.

Gibson (1983) señala que los valores normales de atipias para verracos maduros, puede llegar a 30% (15% primarios y 15% secundarios), siendo mayor el porcentaje para las gotas citoplamáticas proximales. Serrano y Fuentes (1987), encontraron en 345 muestras de semen de verracos de diferentes razas en promedio de atipias 15,83%, de las cuales corresponden a la cabeza 2,48%; acrosomas 1,70%; cuello y pieza intermedia 3,90%, cola 4,13% y gotas citoplasmáticas 3,62%.

Mediante la coloración de Karras, modificada por Nibart, se puede hacer el estudio morfológico e identificar las formas anormales de la cabeza, pieza intermedia y cola.

Concentración: la concentración expresa el número de espermatozoides por cm3 . La técnica empleada consiste en hacer una dilución 1/100 en una solución de Cloruro de Sodio 0,99%. La lectura se realiza utilizando un microscopio con objetivo 40x y una cámara de Neubauer. Este método es el utilizado en el Instituto de Investigaciones Zootécnicas. También existen otros métodos, tales como el espectrofotómetro, la cámara de Bunker, densimetría (poco confiable), entre otros.

La técnica que utiliza la cámara de Neubauer y la de Bunker, presentan el mismo principio, el de contaje directo uno por uno, en proporción a la dilución utilizada (ver rutina), es más precisa, por lo que requiere de tiempo para su determinación. La técnica que utiliza el espectrofotómetro, es más rápida, pero menos precisa, ya que su determinación está en función de la opacidad de la muestra, hecho que además de la concentración espermática, la lectura también dependerá de la concentración de proteínas plasmáticas.

Un eyaculado completo tendrá una concentración media de 300.000 espermatozoides por mm3, con un promedio de 60 a 80 x 109 espermatozoides totales. Estos valores son de gran importancia cuando se usa la inseminación artificial ya que permiten determinar el número de dosis. Cada dosis debe contener un promedio de 3-5×109 células espermáticas viables para garantizar un alto porcentaje de concepción. La concentración media observada es de 338,13 espx109 / mm3 (Fuentes, 1988).

Espermatozoides totales por eyaculado: un detalle muy importante, es la producción espermática referida en el total de espermatozoides por eyaculado y se obtiene multiplicando el volumen por la concentración, expresándose en miles de millones (E x 109 ). Fuentes (1988), encontró eyaculados promedios de 68,88×109 , con rango de 26,13 a 111,63×109 , superiores a los observados en otras latitudes.

Los verracos en el trópico, presentan un mayor potencial reproductivo al poder obtenerse un mayor número de dosis por eyaculado, lo cual permite utilizar los mejores reproductores maximizando su uso.

Control microbiológico

Es recomendable realizarlo cada cinco meses para evitar la transmisión de infecciones a través del semen de los verracos utilizados en inseminación artificial y para la identificación de los agentes patógenos, mediante el uso de diferentes medios de cultivo. Serrano, Fuentes y Polanco (1985), efectuaron un estudio bacteriológico del semen de verraco evaluados en fincas de Aragua y Carabobo, obteniendo importantes resultados en cuanto a la bacteriología seminal. En general, el semen para ser usado en inseminación artificial debe ser de óptima calidad para garantizar los mejores resultados.

Fuente: Armando Fuentes – INinseminación artificial. Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias & Razas Porcinas.


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