¿Qué es la alimentación creep-feeding para los lechones en destete?

El concepto de este sistema de alimentación es la combinación de un conocimiento más concreto de las tasas de crecimiento y las necesidades de nutrientes para alcanzarlas, junto con el uso de herramientas para mejorar la digestibilidad y el índice de conversión.

En la práctica comercial, el alimento creep-feed se introduce a partir de la primera semana o diez días de vida, ya que antes el lechón no muestra apenas interés por consumir alimento (Pluske y col., 2003).

La principal razón por la que se recomienda el aporte de alimentación sólida (creep-feed) durante la lactación es que su consumo favorece la familiarización de los lechones con el tipo de alimento que recibirán en un futuro y, a su vez, estimula la madurez (Pluske y col., 2003) y capacidad enzimática del tracto intestinal (Aumaitre, 1972). Una segunda razón es que el consumo de alimento creep-feed en lactaciones largas (28 días) puede ayudar a satisfacer el incremento de las necesidades de los lechones y compensar la caída de la curva de producción de leche de la cerda (Bruininx y col., 2004; Klindt, 2003; Wattanakul y col., 2005). Finalmente, y probablemente como consecuencia de las dos razones anteriores, el creep-feeding estimula la ingesta después del destete (Bruininx y col., 2002; Bruininx y col., 2004; Sulabo y col., 2010).

Sin embargo, el alimento utilizado como creep-feed puede contener en su composición ingredientes de origen vegetal con factores antinutricionales o compuestos antigénicos que sensibilizan o pueden alterar la mucosa intestinal. Es el caso de la glicina y la b-conglicina de la soja (Pluske y col., 2003). Una experiencia negativa muy precoz podría incluso ser contraproducente y generar una aversión adquirida asociada a mala experiencia por el consumo de alimento puesto que la tolerancia a este tipo de compuestos no se alcanza hasta las dos semanas posexposición (Friesen y col., 2010).

Consumo del alimento creep-feed

El consumo de alimento creep-feed es muy variable entre y dentro de camadas (Barnet y col., 1989; Bruininx y col., 2002; Pluske y col., 2007; Sulabo y col., 2010), así como entre estudios (tabla 1).

 

 

Los factores que influyen en esta gran variación son muchos y posiblemente difíciles de aislar. Sin embargo, la mayor parte de los estudios consideran que el alimento que desaparece de la tolva es el que es ingerido por los animales, incluyendo el desperdicio de alimento, que es una fuente importante de variación. Otra teoría es que los lechones más pequeños son los que comen más alimento creep-feed para compensar el consumo insuficiente de leche (Algers y col., 1990), por lo que la variabilidad podría depender en gran medida de las características de cada camada. Finalmente, Sulabo y col. (2010c) especularon que la composición del alimento creep-feed, el acceso a él y el diseño de los comederos contribuyen mucho a esta variabilidad.

¿Qué lechones consumen alimento creep-feed?

Como principal causa de variabilidad, hay que señalar que no todos los lechones dentro de la camada consumen alimento creep-feed. Aproximadamente el 60 % de los lechones lo hacen; son los que Sulabo y col. (2010) denominan eaters. Para identificarlos se puede utilizar un producto en el alimento que colorea las heces. La mayoría de autores utilizan un 1 % de óxido de cromo (Barnet y col., 1989; Bruininx y col., 2002; Kuller y col., 2007; Sulabo y col., 2010) o un 5 % de carmín de índigo (Pluske y col., 2007).

Pero quizá, lo más interesante es saber por qué unos comen y otros no. Una posibilidad es fijarse en qué posición ocupan los lechones al mamar y su relación con el peso vivo y el consumo de alimento creep-feed. De esta forma encontramos que los lechones más pequeños de la camada suelen ser relegados en la parte posterior de la ubre (las que menos leche producen) (Gill y Thomson, 1956; Fraser y Jones, 1975; Sulabo y col., 2010; Solà-Oriol, 2013). Esta situación determina que lechones relegados a los pezones posteriores tienden a buscar alternativas de consumo en el alimento creep-feed (tabla 2), mientras que lechones más grandes, situados en los mejores pezones, tienden a convertirse en lactantes estrictos y se inician más tarde en el consumo de alimento creep-feed y esto les dificulta la iniciación al consumo tras el destete (Pluske y col., 2007; Solà-Oriol, 2013). Que el lechón se encuentre en una u otra situación tiene una gran influencia sobre el comportamiento alimentario y el desarrollo del lechón tras el destete (Solà-Oriol, 2013). Si bien, otros autores como Bruininx y col., (2004) no encontraron ninguna relación entre el peso vivo al destete y el consumo de alimento creep-feed, ni relación entre la posición de mamar y el consumo de alimento creep-feed (Pajor y col., 1991; Delumeau y Menuniersalaun, 1995). En un estudio realizado en nuestro grupo, en el se pretendía estudiar el arranque de los lechones tras el destete en función de la categoría de pesos al destete tras 28 días de lactación y con acceso al alimento creep-feed desde los diez días de vida, se pudo observar que si bien no había diferencias en la iniciación al consumo a los dos días posdestete, al cabo de una semana los lechones del grupo con menor peso al destete (6,2 kg) crecieron más y mostraron consumos de alimento similares al grupo de animales destetados con mayor peso (8,9 kg), lo que sugiere que una mejor adaptación al destete de los lechones más pequeños posiblemente se asocia a un consumo temprano de alimento creep-feed (Solà-Oriol, 2011).

 

 

¿Cuándo se consume el alimento creep-feed?

Se ha observado que el 60-80 % de la ingestión total de alimento creep-feed de una camada se produce durante la última semana antes del destete; ya sea cuando los lechones se destetan a las tres semanas (Sulabo y col., 2010) o a las cuatro semanas (Bruininx y col., 2002; Pluske y col., 2007).

Sin embargo, persisten contradicciones sobre cuando es más adecuado comenzar la administración de alimento creep-feed. Sulabo y col. (2010c) observaron que con sólo tres días antes del destete era suficiente para que el 70 % de los lechones fueran consumidores de alimento. Sin embargo, otro estudio de los mismos autores demostró que cuando más larga era la duración del creep-feeding (13 días frente a 2 días) mayor era la proporción de los lechones consumidores de alimento creep-feed (Sulabo y col., 2010a).

¿Afecta el creep-feeding al peso vivo al destete?

A lo largo de estos años se han hecho varios estudios para demostrar si el creep-feeding tiene influencia sobre los pesos al destete, y podemos encontrar estudios donde han demostrado efectos positivos (Fraser y col., 1994; Klint, 2003; Pajor y col., 1991), mientras que en otros no observan ningún efecto (Barnet y col., 1989; Bruininx y col., 2002; Sulabo y col., 2010). Estas diferencias en la respuesta predestete, como hemos descrito anteriormente, pueden ser debidas a las características de la camada, del número de pezones disponibles y la capacidad de producción de leche de la cerda, a la composición y la respuesta posingestiva asociada al consumo de alimento creep-feed, al tipo de comedero, a la genética de los animales, etc.

Rendimientos al destete

Los efectos del creep-feeding sobre los rendimientos al destete son inconsistentes en la bibliografía. Barnet y col. (1989), Pajor y col. (1991) y Delumeau y Menuniersalaun (1995) no encontraron ninguna relación entre el consumo de alimento creep-feed y la ganancia de peso posterior de los animales. La ausencia de respuesta podría deberse a que en ninguno de estos estudios los autores distinguen las respuestas de los lechones consumidores y no consumidores de alimento. Sin embargo, en estudios más recientes podemos confirmar como el consumo de alimento creep-feed estimula el consumo y el crecimiento tras el destete de aquellos lechones que previamente han sido consumidores de alimento creep-feed (Bruininx y col., 2002; Bruininx y col., 2004; Carstensen y col., 2005; Kuller y col., 2007; Sulabo y col., 2010).

Por lo tanto, si comparamos directamente la respuesta posdestete de los animales que consumen frente a los que no consumen alimentocreep-feed (tabla 3), los consumidores presentan un mayor consumo de alimento, y mayor ganancia de peso vivo.

Además el consumo de alimento creep-feed puede disminuir el tiempo de latencia (el tiempo que transcurre entre el destete y la primera ingestión de comida). Mientras que los lechones eaters empiezan a comer a las cuatro horas posdestete, los lechones no-eaters y los que no recibieron alimento creep-feed necesitan alrededor de 6,7 y 6,9 horas, respectivamente (Bruininx y col., 2002).

 

 

Estrategias para incrementar el consumo de alimento creep-feed

Por lo descrito anteriormente, el creep-feeding puede mejorar el consumo de alimento tras el destete, siempre y cuando los lechones hayan consumido una cantidad mínima durante el mayor tiempo posible. Es por tanto importante conseguir la mayor cantidad de lechones consumidores de alimento creep-feed lo más temprano posible. Pero, ¿qué estrategias existen para conseguirlo?

  1. Composición del alimento creep-feed: Okai y col. (1976) estudiaron los efectos de tres tipos de alimento creep-feed: simple, semicomplejo y complejo. La complejidad del alimento creep-feed se debía a la menor presencia de cereales y proteínas vegetales (soja), y a un incremento de la dextrosa, sacarosa, las proteínas de la leche y el porcentaje de lisina. Observaron un mayor consumo del alimento creep-feed complejo y, con ello, una menor caída productiva al destete. También Fraser y col. (1994) observaron que si se utilizaba una dieta sin proteínas vegetales mejoraba el consumo de alimento creep-feed. En la misma línea, Pajor y col. (2002) observaron que la utilización de un alimento creep-feed rico en grasa y proteínas de alta calidad mejoraba el consumo durante la lactación respecto a un alimento creep-feed estándar. Cabrera y col. (2013) suplementaron el alimento creep-feed y la dieta preestárter con L-glutamina o con un compuesto de L-glutamina y L-ácido glutámico y observaron una mejora en la eficiencia posdestete.
  2. Presentación del alimento creep-feed: Es frecuente encontrar el alimento creep-feed presentado en forma de harina de molienda fina o en granulado de 1,5 mm. Lo que no es tan habitual es presentarlo en forma líquida (alimento más agua o alimento más leche). Si bien esto requiere un mayor esfuerzo de manejo e higiene, la administración en líquido parece ser una buena práctica para incentivar e incrementar la ingestión de alimento creep-feed y el rendimiento posdestete de los lechones (Pluske y col., 2003).
  3. Manejo del alimento creep-feed: si se estimula el comportamiento exploratorio se puede incrementar el consumo del alimento. Esto se consigue ofreciendo pequeñas cantidades de alimento fresco (Appleby y col., 1991; Pajor y col., 1991) e incrementando el espacio y accesibilidad del comedero (Appleby y col., 1992; Delumeau y Menuniersalaun, 1995; Wattanakul y col., 2005). Una práctica común para mejorar la accesibilidad al alimento es la de ofrecer pequeñas cantidades de alimento seco en el suelo para que los lechones lo encuentren sin problemas, experimenten y se familiaricen con él. Otra estrategia de manejo es la lactancia intermitente. Este manejo consiste en la separación de los lechones de sus madres durante 12 horas al día la semana previa al destete. Se ha observado que la lactancia intermitente aumenta la ingestión de alimento creep-feed antes del destete (Kuller y col., 2007). No obstante, no incrementa el porcentaje de lechones eaters dentro de una misma camada, sino que incrementa el consumo de alimento creep-feed de aquellos que ya lo consumen. No parece ser ésta una buena idea si con ello se perjudica a los lechones considerados lactantes estrictos durante la lactación.
  4. Aromas/saborizantes en el alimento creep-feed: La utilización de aromas y saborizantes en el alimento creep-feed es una práctica habitual en la industria porcina para aumentar el consumo de alimento lactorreemplazante durante la lactación. Sin embargo, su utilización es controvertida. Ya en la década de los 70, Campbell (1976) y Kornegay y col. (1979) observaron que la incorporación de un aroma en el creep-feed no incrementó el consumo ni el peso al destete. 40 años más tarde, Sulabo y col. (2010b) tampoco observaron que la incorporación de aromas en el alimento lactorreemplazante aumentara la proporción de lechones consumidores de alimento creep-feed durante la lactación. En un trabajo realizado por nuestro grupo, se ha observado que los lechones prefieren durante la lactación un alimento creep-feed sin aroma o saborizantes añadidos frente a otro que sí los incorporaba, en ensayos de doble elección (Figueroa y col., 2013). Este resultado sugiere que los lechones jóvenes prefieren dietas que contengan compuestos volátiles y sabores que les son familiares frente a aromas o sabores extraños sobre los que muestran inicialmente una respuesta innata de rechazo o neofobia.

 

Recientemente, también en nuestro grupo se han realizado trabajos con la finalidad de estudiar si el aprendizaje materno (introducción de un aroma en la dieta de las cerdas al final de gestación y lactación) podría ser una buena estrategia para incrementar el consumo de alimento creep-feed, así como el número de eaters. La estrategia consistió en introducir el aroma o saborizante en las dietas maternas y volviéndolo a presentar en el alimento creep-feed, ya que previamente se había observado una buena respuesta al posdestete. Con la familiarización temprana, lo que se pretende es reducir la neofobia hacia el compuesto previamente expuesto y facilitar la iniciación temprana al alimento creep-feed. Sin embargo, en estos trabajos no se ha podido demostrar ninguna mejora sobre el consumo de alimento creep-feed por el hecho de haberlo ofrecido previamente a la madre. No obstante, las respuestas al aprendizaje se observan de forma más clara tras el destete. Aparentemente, mientras el lechón tiene contacto con la madre, prefiere claramente la lactancia materna y no demuestra un mayor interés por el alimento creep-feed (Blavi y col., datos no publicados).

Como conclusión, podemos afirmar que el creep-feed es una buena estrategia para adelantar el consumo de alimento de los lechones durante la lactación, y su iniciación al consumo tras el destete. El éxito de esta práctica fundamentalmente reside en alcanzar el mayor número posible de lechones que consuman alimento antes del destete. A efectos prácticos, el objetivo es alcanzar un consumo mínimo de entre 200 y 300 g.

Fuente: Albéitar & Razas Porcinas.


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