Colocar los lechones a mamar y calostrar: calidad y cantidad

Durante la gestación la cerda no transmite inmunidad alguna al lechón a través de la placenta. Por lo tanto, la habilidad con que cuenta el lechón recién nacido para resistir la acción de las enfermedades infecciosas por sí solo, es bastante limitada, debido a que su sistema inmunológico se encuentra poco desarrollado.

El desarrollo del sistema inmunológico del lechón continúa hasta la tercera o cuarta semana de edad cuando la protección que recibe es mayor a través de su propio sistema inmuno-protector que el que le proporciona la madre.

Los lechones toman calostro durante los primeros 2 a 3 días de vida. El calostro, además de su alto valor nutritivo, es muy rico en inmunoglobulinas (anticuerpos), que actuarán directamente como defensas naturales en el lechón recién nacido aumentando la resistencia a las enfermedades a las que ha estado expuesta la madre. Por esta razón, es de suma importancia que adquiera el famoso “calostrado”.

La toma de calostro en los lechones es de vital importancia, ya que a través de la leche de la cerda, se le provee todos los nutrientes necesarios para el crecimiento del lechón y para desarrollar el sistema termoregulatorio de los lechones, además de adquirir inmunidad por el consumo de inmunoglobulinas, que servirán para crear resistencia a los microorganismos en el ambiente, entre estos los causantes de neumonías, diarreas, etc., en la que se demuestra que los lechones que consumen calostro son menos propensos a adquirirlas.

La ingestión rápida de calostro también es fundamental para que el lechón disponga de la energía necesaria para evitar la hipotermia y las enfermedades. Cuando el lechón no recibe anticuerpos junto con el calostro, se encuentra predispuesto a padecer infecciones precoces y morir. El lechón empieza a mamar entre 15 y 45 minutos después del nacimiento y lo hace cada 60 o 70 minutos, es decir, entre 20 a 22 veces por día. En las primeras 12 horas de vida mama unas 15 veces, ingiriendo aproximadamente entre 200 g. y 600 g. de calostro. Esta frecuencia disminuye a medida que van creciendo debido al aumento de la capacidad gástrica. Cada mamada dura de 20 a 30 segundos durante los cuales el lechón ingiere 20 a 60 g de leche.

Es necesario que el lechón consuma calostro al menos seis veces para que pueda recibir la cantidad adecuada de anticuerpos que lo protejan contra enfermedades. Las inmunoglobulinas son absorbidas por las células del tracto intestinal y de allí pasan al torrente sanguíneo. La capacidad de absorber macromoléculas está limitada a algunas horas, hasta que el epitelio intestinal se hace impermeable a las inmunoglobulinas y sólo se siguen absorbiendo para protección local. La permeabilidad del intestino se reduce más del 50% después de las 3 horas de vida. Por esto, es imprescindible que los lechones tomen el calostro en la primera hora luego del nacimiento.

La inmunidad conferida por el calostro materno está en su punto más alto entre las 12 y 24 horas posteriores al parto y luego declina gradualmente. Un retraso de 4 horas en la toma de calostro ocasiona un descenso muy importante de anticuerpos en los lechones, teniendo en cuenta que el alimento se encuentra disponible continuamente en la ubre durante aproximadamente las primeras 6 horas después del parto.

Fuente: REDVET & Razas Porcinas.


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