¿Transferencia embrionaria como mejora genética de la industria porcina?

En los últimos años se han producido mejoras en la técnica de la obtención, conservación y transferencia de los embriones porcinos para llegar a producir una aceptable fertilidad y prolificidad, que puede ser objeto de aprovechamiento por la industria porcina.

A modo de resumen, la técnica actual consiste en seleccionar a una cerda donante en celo que se insemina normalmente y en el día 5 o 6 post celo se recogen los embriones (mórulas o blastocistos) mediante un lavado de los cuernos uterinos tras abrir laparoscópicamente a la donante. En este punto se pueden escoger dos vías: el uso de embriones frescos con lo que hay que trasladarlos a una hembra receptora (sincronizada y sin inseminar) en menos de 24 horas o su congelación vitrificándolos a la espera de realizar la misma operación diferida en el tiempo. Los resultados apoyan la idea de que en el peor de los casos de cada 10 embriones tenemos 1 nacido vivo.

Muchas veces hablamos con envidia de la tecnología aportada al mercado por otros países; en este caso, las mejoras que llevan a este punto avanzado se han realizado en España en la Universidad de Murcia, con un equipo pionero a nivel mundial, que han conseguido:

  • Una mejora en la composición de los medios de conservación de embriones sin uso de elementos de origen animal, con lo que paliamos la amenaza de introducir patógenos desde un suero bovino, por ejemplo, y mejoramos la conservación.
  • La transferencia de los embriones a la receptora (ya en la granja de la industria) mediante un sistema no quirúrgico basado en un catéter de inseminación profunda modificado. En línea con el bienestar animal y aceptable por nuestro consumidor final.

Este hecho deberíamos ser capaces de capitalizarlo en nuestro beneficio. ¿Se imaginan a España como referencia de producción de embriones?

Las empresas de mejora genética y la industria gastamos muchos recursos para mantener la sanidad de nuestras multiplicadoras y el transporte posterior, que debe llevar ese estatus sanitario hasta las granjas de producción. Muchas veces esta preocupación se ha convertido en un serio problema, cuando en el pasado ciertas enfermedades (en aquel momento emergentes) como PRRS o circovirosis fueron vehiculadas a granjas negativas con envíos de cerdos. Fruto de esta problemática muchos clientes han desarrollado una rechazo justificado a la entrada de cerdos vivos y se ha tendido a realizar programas de introducción de genética mejorante vía semen; produciendo, como consecuencia indeseada, un cierto gap genético en algún caso.

¿Cuál será la próxima enfermedad con la que nos tendremos que enfrentar?, la biología está siempre en movimiento: clima, la aparición de nuevos vectores, la movilidad extrema de mercancías, animales y personas, nos han de hacer mantener la guardia alta.

El punto fuerte de los embriones es un elemento que les protege de forma increíble y natural de la contaminación por patógenos: la capa pelúcida. Esta protección que está presente como si de una coraza se tratara (sólo en los embriones sin eclosionar) es la garantía en la que se podría basar una nueva estrategia de introducción de genética basada en ellos.

En la actualidad es un poco prematuro hablar de una técnica totalmente estandarizada, (aunque ya tengamos gestaciones en granjas comerciales), porque se necesitarán más experiencias de campo para pulir detalles y mejorar los resultados. Pero la idea está desarrollada, los elementos fundamentales terminados y los resultados justificarían la introducción de un número pequeño de bisabuelas en una granja cerrada con semen.

Siempre hay innovadores en el mercado, ¿alguien quiere probar?, se necesitan experiencias

Fuente: Galo Navarro – Andrimner & Razas Porcinas.


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