Efecto de la edad sobre los índices digestivos fecales de los cerdos
Se evaluó el efecto de la edad sobre los índices digestivos fecales de ocho cerdos de cruce comercial, machos castrados seleccionados aleatoriamente en el momento del destete. Se realizaron tres muestreos a los 64, 86 y 140 días de edad, los que se correspondieron con los 16, 26 y 72 kg de peso vivo. Los animales se alimentaron con piensos cubanos de la categoría correspondiente (inicio, crecimiento y ceba). El consumo diario de alimento se ajustó al ocho por ciento del peso metabólico (0.08 kg MS/kg0.75).
Los índices digestivos analizados aumentaron significativamente (P<0.001) con el aumento del peso corporal de los animales (cambio de categoría). La digestibilidad hasta el recto de la MS fue desde 87.1 hasta 92.0, la de la materia orgánica, desde 89.1 hasta 94.1 y la del N, desde 85.4 hasta 91.9%, respectivamente. La digestibilidad de la ceniza no presentó este aumento ya que no hubo diferencia significativa (P>0.05) entre las etapas de inicio y crecimiento.
Este experimento confirmó que los cerdos aumentan su capacidad digestiva con el aumento de la edad.
INTRODUCCIÓN
Numerosos estudios tratan el tema de la influencia de la edad o el peso corporal sobre el comportamiento de los cerdos en diferentes etapas de desarrollo y en disímiles condiciones de hábitat a lo largo de los años (Abeledo et al 2011, 2014). Sin embargo, sólo en contados casos se ha estudiado la influencia de estos factores sobre los procesos digestivos en particular.
Algunos autores refieren que el incremento de la digestibilidad por kg de aumento de peso corporal es mayor cuando el peso corporal es bajo que cuando es alto. No obstante son pocos los estudios realizados sobre los mismos animales desde la etapa de inicio hasta la etapa de ceba en condiciones tropicales. Estos antecedentes llevaron a estudiar la influencia del peso corporal sobre los procesos digestivos de los cerdos bajo las condiciones de alimentación y manejo de Cuba, en sistemas intensivos de producción.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se estudió la composición bromatológica del pienso de inicio, crecimiento y ceba de producción nacional utilizado para la alimentación de los animales según su categoría nutricional. Para ello se tomaron muestras representativas de cada lote recibido en el Instituto, según una norma cubana (NC 1985a). En las muestras se determinó el contenido de materia seca (MS), cenizas, proteína bruta, Nx6.25, (PB), extracto etéreo, y fibra cruda de acuerdo con lo establecido por las normas cubanas vigentes para consumo animal (NC 1985 b,c,d,e y NC 2012). Se consideró que el contenido de materia orgánica fue el resultado de sustraer el por ciento de cenizas al valor de 100. Todos los análisis se hicieron por duplicado.
Para la evaluación digestiva se utilizaron ocho cerdos de cruce comercial, machos castrados. Los animales se seleccionaron aleatoriamente en el momento del destete y se alojaron en corrales individuales. Se practicaron tres muestreos a los 64, 86 y 140 días de edad, los que se correspondieron con los 16, 26 y 72 kg de peso vivo y se alimentaron con pienso nacional de la categoría que les correspondía, inicio, crecimiento y ceba respectivamente.
En cada uno de estos muestreos los animales se adaptaron a las dietas durante diez días en jaulas de metabolismo, donde se les suministró el alimento y el agua a voluntad durante toda la prueba. Las dietas se suministraron diariamente a los cerdos en una sola ración diaria. El consumo se ajustó al 8% del peso metabólico de los animales (0.08 kg MS/ kg0,75). Pasado el período de adaptación durante cinco días, se realizó la recogida cuantitativa de los volúmenes de heces emitidas cada 24 horas. Estas se conservaron en refrigeración a -20°C para obtener una muestra representativa al final del período de muestreo. Al terminar este período, los animales se alojaron en corrales individuales con piso de cemento hasta que alcanzaron la edad fijada para el próximo ciclo de muestreo.
En las heces se determinó el contenido de MS, N, cenizas y materia orgánica mediante técnicas analíticas arriba referidas, y se calcularon los coeficientes de utilización digestiva de estos cuatro índices.
Los datos fueron procesados con la ayuda de un programa estadístico adecuado (SAS 2002) y las medias fueron analizadas mediante la técnica de análisis de varianza (Steel y Torrie 1980). La comparación de las medias se realizó mediante la dócima de Duncan (1955).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La tabla 1 muestra la composición bromatológica de las dietas nacionales utilizadas para la alimentación de los cerdos en las diferentes categorías.
Tabla 1. Composición bromatológica de los alimentos nacionales.
Indicadores, % | Tipo de Alimento | ||
Inicio | Crecimiento | Ceba | |
MS | 91.40 | 90.03 | 87.68 |
Cenizas | 7.28 | 4.16 | 5.37 |
Materia orgánica1 | 92.72 | 95.84 | 94.63 |
Fibra cruda | 4.78 | 4.87 | 4.02 |
Extracto etéreo | 9.00 | 13.76 | 13.47 |
Proteína bruta | 23.60 | 19.00 | 19.56 |
1100 – % cenizas.
Se puede observar que todas dietas presentaron niveles de proteína bruta por encima de los requerimientos nutricionales de la categoría para la cual fueron diseñadas, según los requerimientos planteados por la NRC (2012). Este hecho se acentuó en el pienso de ceba, que presentó valores muy elevados de proteína, lo cual trae consigo un desaprovechamiento de esta fracción tan costosa del alimento. En el contexto actual, donde los costo de los alimento son cada día mayores, se hace necesario optimizar la utilización nutritiva de la proteína en el pienso como suministrador de aminoácidos. Se formulan raciones con un menor porcentaje de proteína y suplementadas con aminoácidos sintéticos (Pérez 2010).
Los alimentos destinados a los cerdos jóvenes deben presentar entre un 18 y un 20% de proteína, con el objetivo de potenciar el crecimiento de los cerditos sin sobrecargar la capacidad digestiva de éstos (Rioperez y Rodríguez 2003). Las dietas de iniciación con alta concentración de proteínas se emplean con la finalidad de hacer más fácil la transición de la alimentación láctea a la sólida. Sin embargo, pueden favorecer la proliferación de bacterias patógenas en el tracto gastrointestinal (Allee y Touchette 1999). Incluso hay autores que plantean reducir temporalmente el aporte de proteína tras el destete, con el objetivo de reducir el riesgo de diarreas, al limitar la disponibilidad de la proteína no digerida para las bacterias entéricas potencialmente patógenas (Pérez 2010).
Según aumenta el peso, los cerdos requieren piensos de menor complejidad con menores niveles de proteína. Un programa de alimentación en fases previene la reducción del crecimiento y ayuda a los cerdos a adaptarse a raciones de más bajo coste, a un ritmo que coincide con la maduración del aparato digestivo (Mavromichalis 2010).
El exceso de proteína en los cerdos en ceba determina una disminución del rendimiento por una mayor desaminación con más gasto energético a nivel renal. De esta forma provoca una intoxicación sanguínea por los metabolitos procedentes del metabolismo proteico y reduce la eficiencia energética durante la fase de acabado, produciendo mayor peso de órganos. Esto trae consigo una disminución en el rendimiento de la canal (Williams et al 2008).
La tabla 2 muestra la influencia de la edad sobre los índices digestivos fecales de los cerdos.
Tabla 2. Influencia de la edad sobre los índices digestivos fecales de los cerdos.
Edad, días | ||||
64 | 86 | 140 | EE± | |
Nº | 8 | 8 | 8 | – |
MS | 87.14c | 90.14b | 92.92a | 0.94*** |
Cenizas | 57.20b | 60.18b | 70.48a | 3.65*** |
Materia orgánica | 89.14c | 91.84b | 94.19a | 0.91*** |
N | 85.47c | 88.01b | 91.97a | 1.28*** |
*** P<0.001
abc Medias en la misma fila sin letra en común difieren significativamente entre sí (P<0.05) según Duncan (1955).
Como se observa en la tabla anterior, los índices de digestibilidad fecal para la mayoría de los indicadores digestivos estudiados aumentaron significativamente (P<0.001) en los animales según aumentó su edad o peso corporal y los cerdos cambiaron de categoría nutricional. Solamente la digestibilidad de la cenizas no se comportó de esta manera, puesto que no se observaron diferencias significativas (P>0.05) entre las etapas de inicio y crecimiento.
Los resultados obtenidos concuerdan con lo planteado en la bibliografía, la cual indica la edad como un factor que influye en la digestibilidad de los nutrientes. La digestibilidad de los componentes de los alimentos es inferior en los animales más jóvenes, probablemente debido a una insuficiente actividad enzimática, y a una menor capacidad de fermentación de la fibra (Noblet et al 2003).
Mavromichalis et al (2005) plantearon que la digestibilidad de la MS y de la proteína bruta aumenta conforme pasa el tiempo después del destete, por lo que al final de la ceba los cerdos tienen una digestibilidad mayor que en la etapa de crecimiento. Por otra parte, Oude et al (1986) plantearon que con el incremento del peso corporal, aumenta la digestibilidad, y que este incremento es mayor para la digestibilidad del N que para la digestibilidad de la materia seca y orgánica, lo que no se evidenció en este experimento, donde todos los índices aumentaron de la misma forma.
Este aumento en la digestibilidad de los nutrientes con el incremento de la edad o peso corporal tiene su base en la maduración del sistema enzimático de los cerdos lo cual viene acompañado con un alargamiento de las vellosidades intestinales (Maxwell y Carter 2001). Rueda (2008) planteó que con la edad, al aumentar la ingestión de alimento sólido se desarrollará la capacidad enzimática endógena del animal para utilizar los carbohidratos, lípidos y proteínas.
Por otro lado, se plantean que no es solamente la edad el factor determinante en el aumento de la digestibilidad de los nutrientes. El desarrollo fisiológico del lechón desempeña también un papel determinante. Varios estudios han demostrado que hay una diferencia entre la edad fisiológica y la edad cronológica, en relación con la producción de enzimas digestivas. Los lechones más pesados tienen más apetito y poseen un sistema digestivo más desarrollado, cuando son comparados con sus hermanos menos pesados de la misma edad. Esto les permite una mejor adaptación a las raciones, y por esto, ganan más peso que los lechones menores, aumentando la diferencia entre ellos (Andrade da Veiga 2008).
Cera et al (1988) afirmaron que la actividad fisiológica del intestino parece estar directamente relacionada con la presencia del alimento en el tracto y no con la edad del animal. La llegada al íleon terminal de una mayor cantidad de sustrato ingerido puede cambiar también la microbiota bacteriana con consecuencias variables, lo cual dependerá del tipo de flora que se vea favorecida (Allee y Touchette 1999).
Lucas y Lodge (1966) en experimentos realizados en cerdos de seis meses de edad plantearon que en un período de alimentación a base de pienso con elevada cantidad de proteína se originaba una mayor cantidad de enzimas digestivas que persistían por un tiempo cuando se disminuían los niveles de proteína y después descendían, evidenciando el efecto del alimento sobre la fisiología digestiva de los animales.
Este trabajo confirmó que los cerdos aumentan su capacidad digestiva con el aumento de la edad. Es importante destacar que no se tuvo en cuenta el exceso de proteína como modulador de la cantidad de enzimas digestivas segregadas por el animal.
REFERENCIAS
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Fuente: Juhyma García, M. Macías y Roxana Robet – IPP & Razas Porcinas.