Enfermedades más comunes del sistema digestivo del cerdo (5ta. parte) -Disentería Porcina.
Se realizó una revisión bibliográfica sobre las principales enfermedades que afectan el tracto digestivo del cerdo así como de los factores que puedan influir directa o indirectamente en el.
Enfermedades bacterianas
Disentería Porcina
Etiología:
La disentería porcina (DP) es una enfermedad que afecta exclusivamente al intestino grueso del cerdo y es causado por la Brachyspira hyodysenteriae la cual es una bacteria gram negativa de morfología espirilar. Es móvil en medios viscosos, como el mucus intestinal, lo que le permite alcanzar la mucosa intestinal y lesionarla y anaerobia, pero no se destruye por exposición al oxígeno, lo que le facilita el mantenerse viable en el ambiente (Nistal, 2006).
Epizootiología:
La característica más importante de B. hyodysenteriae es su resistencia en el ambiente. A temperatura de 10°C y en presencia de materia orgánica puede mantenerse viable más de 70 días. Se mantiene viable mucho menos tiempo si la temperatura es más elevada: en heces mantiene la viabilidad 7 días a 25°C y solo 24 horas a 37°C.
También es muy sensible a la desecación y a la acción de la mayor parte de los desinfectantes, principalmente a los fenólicos y a los compuestos de cloro. B. hyodysenteriae infecta principalmente al cerdo, pero puede infectar a otras especies de forma transitoria y sin cuadro clínico, como los ratones, las ratas, los perros y aves como los estorninos. Se han descrito cuadros clínicos en granjas de ñandúes. El ratón juega un papel importante en la epidemiología porque puede infectarse con dosis bajas de bacterias y excretarlas en las heces durante 6 meses.
Los otros portadores tienen un papel epidemiológico menos importante. El perro es portador durante 13 días, la rata durante 2 días y los estorninos durante solo 8 horas. La principal fuente de infección son los cerdos portadores que pueden tener cuadro clínico o ser asintomáticos. Los cerdos curados de la enfermedad pueden continuar eliminando la bacteria en las heces durante más de 70 días sin signos clínicos, aunque generalmente esta excreción es mucho más corta, de forma que solo un 20 % de los cerdos siguen siendo eliminadores a los 20 días.

Una vez infectada una granja, la infección se hace enzoótica y las cerdas madres contaminan a sus camadas durante la lactación aunque el cuadro clínico no se suele observar hasta la fase de cebo. La transmisión a través de fómites también es muy fácil debido a la alta resistencia de la bacteria a las condiciones ambientales. Los vehículos, la ropa, el calzado o los utensilios contaminados con heces pueden transportar la bacteria desde granjas infectadas a granjas libres o bien de una parte de la granja a otra.
La mortalidad sin tratamiento puede superar el 50 % y las muertes comienzan unos cinco días después de verse los primeros signos clínicos. Habitualmente la mortalidad es menor pero hay un retraso del crecimiento que puede retrasar la salida a matadero hasta un mes y un aumento del índice de conversión que puede superar los 0,8 puntos (Nistal, 2006).
Diagnóstico:
Signos Clínicos:
Los signos clínicos de la disentería porcina pueden ser muy variables. El cuadro más típico comienza por una ligera apatía y anorexia y una diarrea oscura que al principio puede ser difícil de observar en un grupo de cerdos alojados en pisos de rejilla.
Más tarde, la mayoría de los cerdos tienen una diarrea de consistencia similar a cemento, más o menos líquida que mancha la zona perineal y los flancos y que puede verse en el suelo de los corrales. El color de las heces varía del gris a un marrón oscuro y progresivamente van apareciendo estrías de sangre fresca, mucus brillante y material necrótico.
En algunos cerdos se ve una diarrea francamente sanguinolenta con eliminación de sangre fresca que mancha la zona perineal. Los cerdos van quedando progresivamente retrasados, con el lomo arqueado y los flancos hundidos y algunos tienen una grave deshidratación y mueren (Nistal, 2006).

El color de las heces varía del gris a un marrón oscuro y progresivamente van apareciendo estrías de sangre fresca, mucus brillante y material necrótico.
Hallazgos Patológicos:
En la necropsia las lesiones quedan restringidas al intestino grueso. Externamente se aprecia que la pared intestinal no tiene el brillo normal, sino que tiene un aspecto mate y hay edema, hiperemia de los vasos mesentéricos e inflamación de los ganglios linfáticos correspondientes.
Las glándulas de la submucosa del colon son más prominentes de lo normal y se observan a través de la serosa como focos blanquecinos de 1 a 3 mm de diámetro distribuidos uniformemente y más visibles en las infecciones crónicas. Al abrir el intestino grueso, el contenido es más blando y mucoso de lo normal y a veces se observan estrías de sangre y material necrótico.
La mucosa está engrosada, ha perdido su apariencia rugosa y está cubierta de mucus, fibrina y estrías de sangre. En los casos más avanzados, hay pseudomembranas mucofibrinosas con sangre que cubren áreas de la mucosa más o menos amplias o zonas necróticas amplias (Nistal, 2006).

En la necropsia las lesiones quedan restringidas al intestino grueso
Diagnóstico de Laboratorio:
En el laboratorio el diagnóstico de la disentería es complicado por las necesidades de cultivo de la espiroqueta. El aislamiento a partir de heces lo dificulta la gran cantidad de flora digestiva presente, que crece con más facilidad que B. hyodysenteriae.
La calidad de este diagnóstico depende de la calidad de las muestras que reciba el laboratorio. Si las muestras proceden de cerdos tratados, las posibilidades de obtener un resultado falso negativo son elevadas. Asimismo, el envío de una sola muestra puede dar resultados falsos negativos.
Deben enviarse aproximadamente 10 muestras de heces de cerdos sin tratar. Una vez aislada la espiroqueta, la primera forma de identificarla es el tipo de hemólisis que produce en cultivo. B. hyodysenteriaees fuertemente hemolítica, mientras que otras espiroquetas próximas, como B. pilosicoliproducen una hemólisis débil.
Existen diversas pruebas bioquímicas para la identificación de las espiroquetas aisladas, pero hoy día el sistema de identificación más exacto es la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) que permite diferenciar entre B. hyodysenteriae, B. pilosicoli y otras espiroquetas apatógenas. Hoy día no se dispone de técnicas de diagnóstico indirecto (serológico) de la suficiente especificidad.
La estructura antigénica de B. hyodysenteriae es similar a la de otras espiroquetas y las pruebas serológicas dan reacciones cruzadas entre los anticuerpos inducidos por unas u otras (Nistal, 2006).
Medidas de Tratamiento y Control:
Las manifestaciones clínicas de la enfermedad son tanto más leves cuanto más digestible sea la dieta y menos material sin digerir alcance el intestino delgado. En este sentido, las dietas suplementadas con enzimas, con ácidos o con probióticos tienen un efecto protector.
El uso de vacunas inactivadas ha demostrado su eficacia en combinación con otras medidas para la profilaxis de la disentería porcina. Experimentalmente se han utilizado otros tipos de antígenos como bacterias sonicadas, proteínas flagelares y de la membrana externa de Brachyspira hyodysenteriae y bacterias modificadas genéticamente. Se ha demostrado que todos ellos inducen algún grado de protección. No obstante, actualmente no hay ninguna vacuna en nuestro mercado contra la disentería porcina, por lo que la profilaxis debe estar basada en evitar la llegada de la enfermedad a las granjas libres.
La contaminación a través de fómites: ropa, calzado, vehículos, etc. se evitará mediante las medidas de bioseguridad habituales teniendo en cuenta que la enfermedad se transmite exclusivamente a través de heces contaminadas y que la bacteria es muy resistente en éstas. Una vez infectada una granja, las medidas de control deben ir encaminadas a reducir todo lo posible las pérdidas que provoca la enfermedad o bien plantearse un programa de erradicación (Nistal, 2006).
Este mismo autor plantea que en el control deben emplearse una serie de medidas combinadas para obtener la máxima eficacia. La higiene ha de extremarse sobre todo en el sentido de evitar el contacto de los cerdos con heces infectadas.
El empleo de sistemas todo dentro-todo fuera ha de ser riguroso en cada sala o en cada nave. Los pasillos han de mantenerse perfectamente limpios y hay que disponer baños para las botas a la entrada de cada sala para evitar la contaminación entre unas y otras. La enfermedad puede combatirse también mediante el empleo de diversos quimioterápicos. Cuando existen fallos en la eficacia de un tratamiento, antes de pensar en la presencia de cepas resistentes es preciso descartar otras causas.
La primera causa de fallos es la preinfección de los cerdos. El tratamiento puede eliminar la espiroqueta de los cerdos enfermos, pero no la elimina del ambiente y si el contacto con las heces es muy amplio (pisos sólidos), los cerdos tratados pueden estarse reinfectando constantemente.
Otra causa de fallos en el tratamiento son las infecciones mixtas, especialmente la salmonelosis. Una tercera causa de fallos es la presencia de ratones en las granjas. Como hemos indicado, los ratones pueden ser portadores de la espiroqueta durante más de 6 meses y, en consecuencia, los cerdos pueden reinfectarse con las heces de éstos.
La erradicación de la disentería porcina es muy difícil y se ha empleado diversos sistemas para conseguirla. El que tiene mayor eficacia es la despoblación total de la granja acompañada de una limpieza y desinfección muy rigurosa de todas las instalaciones para eliminar todos los restos de heces que queden, incluso en grietas mínimas, y de un programa de desratización también riguroso y la repoblación con cerdos libres de disentería.
A pesar de que este sistema tiene un coste económico muy elevado, es el único que garantiza el éxito en aquellas granjas que no reúnen las condiciones adecuadas para emplear otros sistemas.(Nistal, 2006).
Las espiroquetas tienen una sensibilidad a los antibióticos limitada sólo a algunas familias. Los antibióticos, para ser completamente eficaces deben alcanzar el colon a concentraciones suficientes. Los macrólidos (lincomicina, tilosina, tiamulina) son los utilizados con mayor frecuencia mientras que las tetraciclinas (clortetraciclina y doxiciclina) se utilizan en menor medida (Lebrel, 2006).
Las bacterias del género Brachyspira son beta-hemolíticas, anaerobias y no formadoras de colonias. Por ello, la estimación visual del crecimiento bacteriano en este género es difícil y poco objetiva cuando se pretenden realizar pruebas de sensibilidad a los antibióticos. En este caso la Citometría de Flujo puede ser una alternativa rápida y sensible.
La Citometría de Flujo representa un método rápido, objetivo y cuantitativo de análisis de células. El principio en que se basa es simple: hacer pasar células, u otras partículas, en suspensión, alineadas y de una en una por delante de un haz luminoso (láser). La interacción de las células o las partículas con el rayo luminoso genera señales que se llevan a detectores adecuados capaces de recoger y medir la información de diferentes características físicas y/o químicas (Anónimo 1, 2003).
Continuamos en Enfermedades más comunes del sistema digestivo del cerdo (6ta. parte)
Fuente: Razas Porcinas.
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