¿ÉXITO? Pequeños cambios de manejo en nuestra granja porcina
Llevo toda mi vida profesional estudiando reproducción porcina y siempre tengo la sensación de que me queda mucho por aprender.
Es verdad que hemos diseñado recursos docentes para que todos entendamos el complejo mecanismo neuroendocrino que regula el funcionamiento del eje hipotálamo-hipofisario-ovárico y que consigue que la cerda tenga una gestación detrás de otra. También hemos explicado muchas veces las consecuencias del fallo reproductivo que desembocan en esterilidad, infertilidad o subfertilidad. Pero la realidad es que todos estos conceptos no se pueden aislar de los demás pilares de la producción porcina y que cuanto más sabemos de reproducción, más nos vemos obligados a buscar las causas de una mejor o peor fertilidad, no sólo en la sanidad sino en otras especialidades como las instalaciones, la genética y en especial en la alimentación y en el manejo. Debe ser por ello, que nunca acabamos de terminar de estudiar.
A nadie le sorprenderá si decimos que el ecógrafo es una de las principales herramientas de trabajo de un especialista en reproducción, pero no sólo para diagnostico de gestación y de patología del aparato genital, sino también para medir las consecuencias de la alimentación: el espesor del tocino dorsal y el porcentaje de magro. Ya no podemos predecir el futuro reproductivo de una cerda sin conocer más objetivamente su condición corporal.
La mayoría de los informes de resultados que enviamos al veterinario que nos solicita un estudio del aparato genital de un lote de cerdas sacrificadas por “X” fallo reproductivo, parecen verdaderos tratados de manejo en el que repetimos una y otra vez los siguientes comentarios:
— Los operarios no han hecho una buena detección de celo y muchas de las cerdas sacrificadas por anestro tenían ovarios extraordinariamente funcionales.
— Esas cerdas “repetidoras” fueron “forzadas” en su inseminación porque sus aparatos genitales son infantiles y nunca pudieron salir en celo.
— Pese a tanta selección genética, es difícil que esa cerda hubiera parido más lechones porque sólo tiene un cuerno uterino.
— Aquellas cerdas que dicen que han repetido celo estaban preñadas.
— Las terceras inseminaciones cuando la progesterona esta ya alta nos sugieren que la cerda pronto estará ¡“sucia”!
— Por favor, ¡limpien! — Algunos inseminan demasiado pronto, ¡aún no esta en celo, no fuercen el cervix!
— Please, ¡recelen bien!
— ¡Cuidado con las micotoxinas! !búsquenlas!, porque lo que hemos visto en el aparato genital de esas cerdas nos indica que tienen que estar presentes en la granja.
— ¡Mirad que resistencias a los antibióticos hemos encontrado en el antibiograma! ¡Habéis batido el record!
— Esas hormonas… ¿Cómo las manejan? — Pero, ¿están seguros que las cerdas se comen el “altrenogest”?
— ¡Atención!, Sólo se ayuda en el parto cuando la cerda tiene un problema para parir.
— ¿Quién vigila las descargas vulvares?
— ¿Será la culpa del semen?
— Por favor, ¡limpien! Ya lo he dicho antes… es igual, lo repetiré hasta la saciedad; la mayoría de las veces no me deben oír, así que a ver si esta vez…
Generalmente finalizo los informes diciendo: “hay que revisar la metodología de trabajo e incentivar la formación continua de los operarios de la granja para que vayan mejorando su rutina diaria, especialmente a nivel de la recela, de la inseminación y de la atención de la cerda durante el periparto, etcétera”.
La realidad es que no sólo soy yo la que tengo que seguir estudiando, sino que todos debemos continuar nuestra formación, desde el operario al veterinario, y no cabe duda que hoy en día, existen continuamente oportunidades en el sector porcino a través de asociaciones, organizaciones, empresas especializadas, portales, laboratorios, casas comerciales y facultades.
El año 2012, me ha llamado la atención que hemos tenido la oportunidad de asistir al menos a tres jornadas organizadas por casas comerciales especializadas en diluyentes seminales y material para la reproducción, cuyo programa con varios ponentes nacionales e internacionales era difícilmente superable. ¡Estamos rodeados de posibilidades de formación!
Y para terminar, diremos que tras la desilusión del sector porcino por no haber conseguido introducir comercialmente la congelación seminal y la inseminación intrauterina profunda y la alegría de la reciente y exitosa puesta a punto de la inseminación poscervical en España, pronto conoceremos nuevos proyectos aplicables en granja y deberemos continuar aprendiendo sobre ellos. En breve aceptaremos cambios importantes a nivel de antiguos conceptos y modificaremos nuestra forma de trabajo:
— ¿Haremos una sola inseminación a tiempo fijo tras la inducción hormonal de la ovulación?
— ¿Inseminaremos con concentraciones más bajas de espermatozoides de excelente calidad?
— ¿Higienizaremos las dosis seminales sin el uso de antibióticos?
— ¿Haremos biopsias testiculares en los Centros de Inseminación Artificial Porcina que nos permitirán conocer las causas de infertilidad en un verraco antes de decidir enviarlo al matadero?
— ¿Trataremos con progesterona las cerdas a principio de gestación para reducir el aborto otoñal?
— ¿Usaremos oxitocina en el semen para prevenir la subfertilidad estival?
— ¿Nos fijaremos más en la capacidad lechera de la cerda y la obtención de camadas homogéneas que en la hiperprolificidad?
— ¿Llegaremos por fin a usar comercialmente el semen sexado?
Y más cosas que haréis vosotros, compañeros; ¡no lo vamos a hacer todo nosotros…!
Fuente: Dra. Victoria Falceto Recio – Universidad de Zaragoza & Razas Porcinas.