Genética Porcina = capacidad de sacar el máximo partido de sus recursos
Como veterinarios tendemos a prestar atención de forma prioritaria a la patología. Las compañías farmacéuticas, lógicamente, se centran en aquellos productos que mantienen sus cuentas de resultados.
La reproducción desgraciadamente, queda en una posición de debilidad al no entrar de lleno en ninguno de los apartados mencionados. El sector porcino atraviesa momentos complicados que suelen ser propicios a los cambios. Como colíderes en la producción de carne de cerdo a nivel europeo, España es un país que tiene los ojos abiertos a cualquier mejora potencial y que a su vez marca tendencias. Desde el punto de vista genético, hay una marcada orientación hacia el trabajo en la mejora de costes de producción buscando potenciar la relación entre productividad y costes.
En tiempos de carestía de materias primas, el índice de conversión se proclama campeón entre los indicadores económicos y las empresas buscan la combinación perfecta entre las diferentes líneas macho y hembra presentes en el mercado. A su vez, la implementación de indicadores matemáticos en la mejora genética (BLUP, E.B.V…) o la irrupción de la genómica como modelo de mejora en cualquier genética que se precie, harán que el productor disponga de la información necesaria para gestionar con mayor garantía de éxito el camino a seguir.
Uno de los puntos clave y posiblemente la base de la mejora de la reproducción en los últimos tiempos es la alimentación y/o nutrición. La capacidad de adaptación de las formulaciones a las necesidades de nuestros animales, acabando con el “café para todos”, ha sido determinante.
No debemos olvidarnos del buen trabajo que llevan a cabo los centros de inseminación, garantizando el valor genético de las dosis seminales, así como la trazabilidad y seguridad sanitaria de las mismas que los hace clave en cualquier proyecto de mejora.
A mediados de los años 80 se produjo una revolución en la reproducción porcina con el cambio de la monta natural a la inseminación artificial. En estos momentos quizás no podamos hablar de una segunda revolución con la inseminación pos-cervical, pero si de una redinamización que supone el complemento perfecto para maximizar la transmisión del valor genético dentro de la pirá- mide productiva.
Pocos son los países cuya productividad haya mejorado de una manera tan sustancial y en los que el veterinario tenga una implicación tan notoria en todos los aspectos de la producción como en España. Todo esto ha permitido que el modelo de producción intensiva que nos hace diferentes respecto al resto de países europeos, sea de éxito.
Si no podemos incrementar la producción nacional de cereal, o cambiar la climatología para evitar por ejemplo nuestra famosa estacionalidad, tendremos que crear estructuras eficientes y capaces de sacar el máximo partido de sus recursos mediante la interacción entre buenos gestores y veterinarios capacitados, que a Dios gracias, si abundan en España.
Fuente: M.V. Juan Luis Úbeda – Dir. Téc. Magapor & Razas Porcinas.