Ambas situaciones -más las subas de la carne vacuna- atemperan el impacto en el sector de los aumentos de los costos de los cereales de las últimas semanas, lo que podría terminar afectando la rentabilidad.
Una demanda sostenida que sigue convalidando mejores precios al final de la cadena, ayuda a los productores de cerdos a sobrellevar el impacto negativo del aumento en el costo de los cereales.
Es que el abrupto despegue en los valores del novillo en pie (que disparó los precios de la carne vacuna en el mostrador), permitió tocar un poco hacia arriba los precios de la carne porcina, cuya demanda interna no ha sido atendida en su totalidad por la producción nacional.
De todos modos, aunque el consumidor no haya puesto freno todavía a estos aumentos, los productores de cerdos estaban expectantes, a comienzos de esta semana, aguardando las decisiones concretas del nuevo Gobierno nacional en materia de retenciones a las exportaciones de granos. Es que eliminar o disminuir esos gravámenes (según los casos) y las trabas para colocar la producción granaria fuera del país, alentaría los negocios con el exterior y, probablemente, caería el volumen de oferta en el mercado interno.
La cuestión es si, en esa eventualidad, los precios seguirían subiendo por encima de los niveles ya alcanzados. Porque la realidad es que los valores ya han venido creciendo “a cuenta” de las medidas por venir.
En este sentido, Jorge Rodríguez, gerente del establecimiento Pucará, de Tunuyán, advirtió sobre el impacto que empezará a tener en la rentabilidad de la producción el incremento que han sufrido los precios de los alimentos en las últimas dos o tres semanas. Precisó que, “de 950 a 1.000 pesos que pagábamos la tonelada de maíz, puesto en Mendoza, pasamos a pagar 1.750 pesos o más”.
Cree que quienes tienen los granos prefieren no vender “hasta conocer los anuncios que haga el nuevo gobierno en materia de retenciones a las exportaciones”. De todos modos, señaló que “a medida que pasen los días podremos ir cuantificando el impacto real que tendrán estos aumentos” en la ecuación del negocio.
Leandro Acosta, de Establecimiento El Aragonés, de San Rafael (que integra la producción de capones, frigorífico y venta al público), señaló, por su parte, que “hasta hace un mes y medio, más o menos, la tonelada de maíz estaba en 800 pesos (demasiado barato) y ahora lo estamos pagando entre 1.500 y 1.550 pesos.
Oscar Moreno, un productor chico que integra la Asociación El Progreso, de Bowen (en General Alvear), señaló que “el incremento en los valores del maíz, fundamentalmente, representa un problema serio, que nos empieza a poner un freno; aunque somos conscientes de que el precio que tenía el maíz tampoco era el adecuado”, en el sentido que estaba por debajo del que debía tener. Lo cierto es que, según el productor, hasta mediados de noviembre, más o menos, se pagaba $0,85 a $0,90 el kilo, y hoy no se consigue por debajo de $1,50 y hasta $1,80 o $2.
A comienzos de esta semana, previo a la asunción del nuevo gobierno nacional, Moreno consideraba que la esperada eliminación de retenciones a las exportaciones de maíz y la reducción en 5 puntos de los derechos que paga la soja para salir del país no debería tener impactos adicionales en los precios de los granos en el mercado interno. “Creo que se apresuraron a aumentar los precios”, dijo.
El médico veterinario Marcelo Queirolo, técnico de la Dirección Provincial de Ganadería que ha venido siguiendo desde ese ámbito distintos procesos de integración de pequeños establecimientos, confirmó que la mayor preocupación de los productores pasa por “la incidencia que pueda tener, en los costos de producción, la modificación del esquema de retenciones a las exportaciones de granos”.
Recordó estimaciones del presidente de la entidad que nuclea a los productores porcinos a nivel nacional, según las cuales solamente la eliminación de la retención del 20% a las exportaciones de maíz podría implicar una reducción del 30% en su rentabilidad. Ello sin contar el impacto que podría tener la reducción gradual de las retenciones a las exportaciones de soja.
Un mercado sostenido
De cualquier manera, la demanda de carne de cerdo no retrocede y la oferta, aunque sigue creciendo, no alcanza para satisfacerla. En este sentido, Jorge Rodríguez, de Pucará, aseguró que “el consumo no ha bajado, nosotros seguimos vendiendo igual y lo mismo pasa en el resto del país; todo lo que se produce se consume.”
En este escenario, en el que “con un aumento de casi 40% en el precio del novillo en pie y con una oferta de carne porcina que es absorbida en su totalidad por el mercado interno, también el precio del cerdo está sostenido”.
Rodríguez refirió una proyección de la Asociación Argentina de Productores de Porcinos, según la cual “el precio del cerdo en pie, a fin de año (y no estamos muy lejos), iba a llegar a los $ 18 o $ 18,50”.
El sanrafaelino Leandro Acosta, en tanto, subrayó que la demanda viene sostenida y creciendo porque la gente va aprendiendo a comer algo más que la costilla de cerdo, en el asado, y la costeleta así como a incorporar a su dieta carne de cerdo, como lo hace con la de bovino.
Esta firmeza en la demanda se ha reflejado en “un precio sostenido (razonable) del capón -el animal de entre 100 y 110 kilos vivo- de entre 17 y 17,50 pesos el kilo más IVA” pero, “de todos modos, ahora hay que ser aún más eficiente para obtener una rentabilidad positiva”.
Oscar Moreno, de Alvear, coincidió en que “hoy están faltando capones”. Reveló que buena parte del consumo de su zona, “se abastece en La Pampa, porque no podemos cubrirlo nosotros”. Confirmó que, en el caso de las pequeñas explotaciones, “normalmente sacamos más lechones que capones”, aunque reconoció que la demanda (por parte del consumidor) de animales más chicos, está en alguna medida acotada a ciertas épocas del año. Pero, cuando afloja la venta de esa categoría, “nos volcamos al capón”.
Crece la producción
Mientras tanto, la producción ha continuado en aumento. Según el empresario sureño Leandro Acosta, “la producción porcina sigue creciendo en el país, no tanto en la provincia porque acá no hay ningún incentivo”. Aclaró que la mayor actividad en el orden nacional se debe a que los productores de cereales de la región pampeana “encuentran que una forma de agregarle valor a sus granos, sin las complicaciones que tienen para exportar, es produciendo carne de cerdo”.
Explicó que, por eso, se han hecho varios criaderos con un esquema similar a los pools de siembra. “Son fondos de inversión que están en condiciones de asumir una inversión inicial de 8.000 o 9.000 dólares (a la cotización oficial de comienzos de esta semana) por madre instalada, para armar granjas con tecnología de última generación. Esto les permite lograr estándares de productividad de 31 o 32 lechones por hembra y por año, considerando un promedio de 2,4 a 2,5 partos por año, por cada madre”.
El alvearense Oscar Moreno coincidió en que (si bien a otra escala, en su caso) “la producción sigue creciendo, a pesar de los aumentos que hemos tenido en el precio de los alimentos”. Reconoció, no obstante, que en términos de productividad “seguimos un poco complicados, porque nos está faltando tecnología y alguna mejora en infraestructura”. Aún así, “hemos aumentado un poco la producción”. El grupo está sacando unos 40 capones por mes y el resto de la producción la venden como lechones.
Las perspectivas
Acosta reconoció que, a pesar del aumento en los precios del alimento, que representa el mayor costo de producción, “si se trabaja de manera eficiente, la producción sigue siendo rentable”. Advirtió, no obstante, que en el segmento industrial “se han incrementado mucho los costos de faena, al punto que hoy incide entre 4 pesos y 4,50 sobre el precio del kilo de la media res de cerdo”.
El alvearense de Bowen Oscar Moreno coincidió en que “las perspectivas son buenas”, a pesar del incremento en el precio de los alimentos. Señaló que “al aumentar el precio del maíz se incrementa también el de la carne vacuna y va a quedar un espacio comercial adicional para la carne porcina”. Por otra parte, subrayó que “el agro, en la zona, no da para más, y la producción de carne de cerdo sigue siendo muy buena alternativa”.
Por otra parte, destacó que “están a punto de entregar la línea de faena de cerdos del matadero-frigorífico municipal de General Alvear”, lo que permitiría a los productores de la zona “incrementar la faena en no menos de 50%”
Desde Ganadería, el doctor Queirolo confirmó que es inminente la habilitación de esa sección del establecimiento. Por lo pronto, adelantaba que esta semana estaba previsto realizar una capacitación para el personal que va a trabajar en la faena.
El potencial productivo que tiene Mendoza
Según datos de que dispone la Dirección Provincial de Ganadería, los frigoríficos locales faenaron, en 2014, cerca de 11.250 capones producidos en Mendoza y 101.700 ingresados, en pie, de otras provincias. Esos animales, limpios, dejaron, en total, poco más de 9 millones de kilos de carne, a lo que hay que sumarle unos 5 millones de kilos de carne fresca y otros 8,5 (en fiambres) que entraron de otras zonas del país durante el año.
Se puede hablar, entonces, de unos 22,5 millones de kilos de carne de cerdo consumida en Mendoza en 2014, de los cuales sólo 900.000 (4%) se obtienen de la producción local, de manera que hay un amplio margen de crecimiento. De hecho, si bien no están cerrados los números de este 2015, el consumo provincial de carne porcina habría superado al del año anterior.
Ahora bien, los conocedores del negocio creen que los productores más chicos pueden llegar a jugar un rol relevante en el despegue de la actividad porque dispondrían de alrededor del 80% de las madres.
Razonan que, si las 7 u 8 granjas que hacen producción intensiva en la provincia reúnen sólo el 20% de las 8.000 madres que -estimativamente- podría haber en Mendoza, poner a parir esas otras 6.500 hembras en condiciones un poco mejores contribuiría a incrementar la oferta local de carne porcina y permitiría consolidar una actividad productiva que tiene, hacia adelante, un interesante panorama de rentabilidad.
Fuente: losandes.com.ar & Razas Porcinas.
