Influencia de la época de apareamiento en la repetición del estro en cerdas

La carne porcina es una de las de mayor producción mundial alcanzando un elevado porcentaje del total de las carnes rojas.

El cerdo está llamado a desempeñar el papel protagónico en la producción de carne en el trópico al igual que en el mundo de clima templado, presentando ventajas indiscutibles que permiten estimular su producción como son: consumo de gran cantidad de alimentos tanto líquidos como voluminosos, se adapta a cualquier sistema de explotación e instalaciones, es un animal altamente prolífero, da respuesta rápida a la producción de carne y una gran cantidad de derivados, además una cerda puede producir en un año entre 1.5 y 2.0 toneladas de carne en pie, mientras una vaca en el mismo plazo de tiempo solamente produce un ternero de 30-36 kg de peso vivo (Figueroa y Ly 1990).

El mecanismo que regula el ciclo sexual de la cerda determinando la duración y el fisiologismo de sus fases se sustenta por el equilibrio del sistema nervioso central y el sistema endocrino. Las formas en que estas funciones pueden manifestarse estarán muy influenciadas por las condiciones existentes en torno a estas hembras (Esbenshade 2005), comprobando en nuestro medio que las altas temperaturas tienen especial importancia al respecto. La finalidad de la actividad cíclica estral es preparar las condiciones favorables para la fecundación, nidación y desarrollo del feto. Los ciclos son el resultado de la ni de factores hereditarios y ecológicos, donde los primeros dependen de los segundos, en forma tan intensa que no solo dominan el ciclo, sino toda la esfera sexual (Brito 1999 y Weitze 2000).

Se ha planteado que la producción de carne porcina en los países en desarrollo se ha ido incrementando en un 34% en 1970 hasta un 43% en 1990 y se esperaba alcanzar un 45% para el año 2010. Siempre que se puedan mitigar los trastornos reproductivos presentes en esta especie. La fertilidad se considera el aspecto económico más importante en una explotación, pues todas las funciones de los animales están ligadas a su capacidad reproductora (Fuentes 2007). Numerosos son los factores que influyen en la fertilidad identificándose factores internos y externos. Dentro de los factores externos se encuentran estado fisiológico, nutrición, ambiente, ejercicio y la utilización como reproductora (Floss y Roderick 2006). Arellano (1994), ha recomendado que para lograr un mejoramiento en la reproducción animal en el área de América Latina y el Caribe hay que eliminar o reducir al mínimo los factores del medio que entorpecen dicha actividad de acuerdo a la especie, raza y época del año.

El efecto temperatura es importante en las fases de fecundación e implantación. Durante estos períodos fisiológicos existe una elevada correlación entre la eficacia de los fenómenos reproductivos y la temperatura ambiente, que a su vez condiciona la temperatura corporal de las cerdas (Quiles y Hevia 2005).

Para poder obtener altas producciones de carne de cerdo que satisfagan las necesidades de la población es necesario lograr un índice de gestación/parto adecuado, alta eficiencia técnica y económica, disminuyendo al mínimo los efectos de los factores que pudieran afectarlo, entre ellos el número de cerdas repetidoras de celo. Para lograr esto, uno de los elementos a tener en cuenta son los factores ambientales, como la época del año en la que se gesta la hembra, en relación fundamental con la temperatura ambiental, siendo el objetivo de este trabajo el determinar la influencia de la época de cubrición en la repetición de celo en cerdas reproductoras de una granja porcina cubana.

Un informe preliminar sobre este tema ya fue hecho oportunamente (Ponce de León et al 2012).

Materiales y Métodos

Se tomaron datos reproductivos de 114 animales divididos grupos de trabajo), del centro porcino genético ¨El Jigüe¨, en la provincia cubana de Artemisa, en el oeste del país. Estas cerdas se encontraban bajo semejante régimen de tenencia y alimentación (IIP 2008). Las variables analizadas fueron la fecha de cubrición y la fecha real de parto, así como las que repitieron celo de las cubiertas en los meses de: febrero, en que se evaluaron cuatro grupos de trabajo, y julio con otros cuatro grupos de trabajo. Se procesaron los datos mediante paquetes estadísticos apropiados (Compapro 1994; Statgraphics 2001), de acuerdo con procedimientos reconocidos (Steel et al 1997). Se realizó una prueba de correlación en el primer programa para determinar el grado de asociación entre la repetición de celo de las cerdas reproductoras y la época en que fueron cubiertas, y la comparación de proporciones en el segundo paquete, para determinar diferencias significativas (P<0.05) en la repetición de celo en los meses estudiados.

Resultados y Discusión

Existieron diferencias altamente significativas (P<0.001) en cuanto al número de cerdas repetidoras según el mes en que fueron cubiertas (tabla 1), con mayor número de hembras repetidoras de celo cuando fueron cubiertas en el mes de julio, época de mayor calor. Esto puede estar dado por las altas temperaturas existentes en este mes, lo cual puede provocar la muerte de embriones y otros trastornos, coincidiendo con lo planteado por Barceló (2000) y Fuentes et al (2006), quienes han referido que una alta temperatura ambiental puede afectar en forma adversa la tasa de ovulación e incrementar la mortalidad embrionaria y por consiguiente el tamaño de la camada, llegando incluso a la pérdida de gestación, por lo que la hembra repetiría el estro.

Tabla 1. Comparación de proporciones para la repetición de estro en cerdas según la época de cubrición.

Mes de cubriciónnProporción1 EE ±
Febrero570.03510.421
Julio570.19300.421

Estos resultados también coinciden con Arias (1997), quien realizó investigaciones que prueban que los factores que depende del medio ambiente, fundamentalmente; las altas temperaturas provocan serios trastornos en la reproducción de las cerdas, entre ellos se demora la presentación del estro y disminuye la fertilidad del mismo. Carrera y Aluja (1977), encontraron una marcada influencia del mes sobre la efectividad en las cubriciones, obteniéndose los valores más bajos desde abril hasta noviembre, coincidiendo con los meses donde se reportan las temperaturas más altas. Por otra parte, Quiles y Hevia (2005), junto con Evans y O´Doherty (2006), han planteado que la exposición continua de cochinatas sexualmente maduras a las altas temperaturas tiene un efecto negativo sobre la ovulación y provoca una marcada incidencia de anestros y reducción en el porcentaje de gestación. Los resultados de la prueba de correlación se muestran en la tabla 2. Se encontró una relación estadísticamente significativa (P<0.01) entre la repetición de celo y la época de cubrición puesto que el nivel de confianza fue del 99%.

Tabla 2. Regresión simple para repetición de celo en cerdas según la época de apareamiento .

EstadígrafoValor
Coeficiente de correlación0.248
R2, %6.169
R2 ajustado para los grados de libertad5.331
EE ±0.310
P0.007

El coeficiente de determinación indicó que el modelo explicó un 6.16% de la variabilidad en repetición del estro, y el resto fue explicado por otros factores no estudiados en este caso. Este dato coincidiría con Hughes y Varley (1980) quienes han sido del criterio de que los efectos de la estación del año sobre la presentación del celo y la fertilidad del mismo en las cerdas están estrechamente relacionados con la temperatura ambiente. El coeficiente de correlación fue igual a 0.248, lo que indicaría una relación relativamente débil y directa entre las variables.

El número de cerdas repetidoras aumenta cuando éstas son cubiertas en los meses de mayor temperatura ambiental, con una influencia notable de la época de cubrición en la repetición de estro de la cerda reproductora.

Fuente: Julien Ponce de León, Osana Díaz y R. Blanco. – UNAH & Razas Porcinas.


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