Influencia de la dieta sobre el desarrollo folicular en cerdas cíclicas

Los niveles de insulina que se producen en respuesta a la alimentación podrían manipularse hasta cierto punto y, como consecuencia, influir en la maduración folicular y la posterior fertilidad de las hembras, mediante la inclusión de una u otra fuente energética en el alimento.

Un equipo brasileño ha publicado un estudio* en Animal en el que han analizado los efectos de incrementar la cantidad de insulina inducida por la dieta durante la fase luteal del ciclo sexual de la cerda sobre su fertilidad posterior. Para ello se utilizaron 52 hembras cíclicas divididas en dos grupos dependiendo de la fuente de energía del alimento que recibían: almidón de maíz (T1) y aceite de soja (T2). Ambas formulaciones proporcionaban el mismo nivel energético pero la diferencia era su fuente.

Los animales fueron alimentados ad libitum. El experimento comenzó el día 8 del ciclo estral y terminó en la siguiente salida a celo. Se tomaron muestras de sangre a un subgrupo de 20 cerdas los días 14 y 21 del ciclo para analizar los niveles de glucosa e insulina, así como tras la detección de la ovulación para ver los niveles de progesterona. Las cerdas incluidas en el estudio se sacrificaron el día 28 de preñez y el tracto reproductivo se conservó para su posterior análisis detallado.

Las hembras del grupo T1 mostraron un pico de insulina posprandial más elevado en los días 14 y 21 y niveles de glucosa más bajos a las cuatro horas tras recibir su ración el día 14 (P<0,05) que las del grupo T2. Sin embargo, no hubo diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a niveles plasmáticos de progesterona. Tampoco se vieron afectados por la fuente energética los niveles de ingestión de alimento, el peso corporal o el espesor de la grasa dorsal el día 28 de preñez. La duración del ciclo estral, del estro y el momento de ovulación fueron también similares en ambos grupos.

El grupo T1, no obstante, mostró una mayor tasa de ovulación, más embriones y un peso embrionario y de la placenta más elevado (P<0,05). Pero no hubo diferencias entre tratamientos en cuanto a la tasa de preñez, la supervivencia embrionaria o la cantidad de líquido amniótico. Se observó una correlación positiva entre los niveles de progesterona a las 18 horas tras la ovulación y la tasa de ovulación (r=0,75; P<0,01).

Los resultados obtenidos en el estudio sugieren que es posible manipular los niveles de insulina en respuesta a la dieta en cerdas cíclicas incluyendo diferentes fuentes de energía en el alimento y, por lo tanto, mejorar la eficiencia reproductiva si la fuente es almidón de maíz durante la última parte de la fase luteal y la fase folicular del ciclo estral.

Fuente: Albéitar & Razas Porcinas.


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