Era sólo una cuestión de tiempo antes de que estas jaulas para gestación de medidas muy similares a la cerda dejara de utilizarse. Los criadores de cerdos comerciales han sido últimamente muy explícitos en su oposición a la demanda de que se prohíban las jaulas de gestación.
Esta demanda ha venido en gran parte de los minoristas, incluyendo McDonalds, que han sucumbido a la presión de HSUS para exigir a los productores sustituir las jaulas de gestación, con más capacidad, y supuestamente condiciones “más humanas”, en sus corrales.
Muchos observadores de este desarrollo sin precedentes en su alcance, sugieren que la HSUS y la comida corporativa son acogedores compañeros de cama. Pero el lloriqueo incesante corporativo sugiere, como mucho, una relación marcada por disfución deformada.
Como era de esperar, las granjas porcinas están reclamando que los cerdos en estos corrales luchan con tanta saña que son menos seguros que cuando se quedaban individualmente. “La razón por que la industria pasó a los corrales no era porque queríamos hacer daño a nuestros cerdos”, dijo un porcicultor de Iowa. “Lo hicimos porque pensamos que era lo mejor para los animales.”
Hay evidencia muy fuerte de que los cerdos ubicados en corrales de gestación serán de hecho, en ocasiones, ferozmente agresivos con los demás. Su agresividad seguramente tiene algo o todo que ver con el hecho de que, en condiciones naturales los cerdos recorrerán más de 6 kilómetros, acomodándose en los patrones de actividad que mitiguen los combates de cerdos y la frustración que ocurre en corrales.
Por supuesto, no hay manera de que los porcicultores puedan proporcionar un corral de gestación de 6 kilómetros para que los cerdos estén alejados entre si. En el mejor de los casos, con tanto espacio los cerdos disfrutarán de un mínimo de libertad para moverse, comer algunas comidas, destrozar un potrero o dos, y tener algo de sexo en libertad. Pero esta libertad viene a costa de la carne de cerdo más cara, exposición a los elementos, y, como los porcicultores de cerdo a pequeña escala dicen, “una gran cantidad de lechones muertos”.
La lección que se llevo la mayoría de esa crítica tan esperada sobre los corrales es que deben conceder que fomentan la agresión violenta significativamente que las jaulas de gestación evitan.
Fuente: Razas Porcinas.
